Ceres Vs Danin
Todo dentro de la cueva era oscuro, incluida la propia entrada; una oscuridad demasiado espesa.
Una especie de grito, casi más como un ronroneo, le indicó que no era bien recibide. Lo ignoró y continuó adelante. Esta vez el grito fue más agudo e hiriente, pero sin llegar a ultrasonido. Ceres se detuvo un momento para aguantar el sonido; la bestia estaba cerca o, al menos, era lo que su percepción indicaba, pues el monstruo podía, en un segundo, ponerse a su lado.
-Vengo a ayudarte
-Aquí no existe ayuda posible, esto es el fondo –respondió una voz varonil venida un poco a menos.
-Esto no es el fondo; el fondo es peor que esto
La siguiente respuesta que recibió fue un zarpazo en la cara; sin embargo, a los pocos segundos, su sangre blanca cerraba la herida.
-Aún puedes volver -insistió.
Otro grito y otro zarpazo fueron respuesta, pero los esquivó.
-Eres más humano de lo que crees; tu mismo has pedido ayuda
-¡¡Yo no he pedido ayuda!!
Con un par de acrobacias y gracias a su sexto sentido, pudo esquivar todas las raíces y las zarzas muertas que salieron del suelo, invocadas por él; sin embargo, no fue capaz de esquivar el cabezazo que la lanzó contra la pared.
-Tu alma pide ayuda aunque lo niegues
Las zarzas volvieron a salir sin ningún tipo de aviso y le retuvieron; al segundo, los cuernos de la bestia habían atravesado su pecho.
Su sangre roja recorrió el rostro de el animal y, el pelo de elle volvió a ser negro. La bestia volvió a arremeter contra el muro de tierra, una y otra vez, hasta que, finalmente, se cansó y con una sacudida soltó el cuerpo de los cuernos.
Ceres permanecía inmóvil...
El olor de la sangre hizo que el animal comenzara a lamer las heridas, pero no parecía muy decidido a hincarle el diente.
-Mátame... -susurró Ceres antes de que las heridas se le cerraran de repente, su pelo se tornara blanco como sus ojos y, su piel se escamara como papel roto que dejaba entrever un espacio vacío; sin nada, sin venas ni músculos, un transparente vacío.
Una fuerza extraña apartó a la bestia y, al segundo, Ceres la agarraba del cuello mientras reía de manera descontrolada y sin sentido; C. Cross había vuelto y dominado por Vacío.
Se defendió con las garras, pero sus heridas se cerraban al instante y parecía no sentir nada. Intentó darle con un ala, sin embargo usó su mano libre para agarrarla y comenzar a separar los átomos del hueso indestructible de su llamada, coraza del hueso.
En ese instante, una parte de la bestia dejó de serlo para poder usar el ingenio de su parte “humana” Danin, que comenzó a usar la oscuridad para impedir ese distanciamiento de los átomos y, para recubrir las zarzas que atravesaron el cuerpo de C. Cross, potenciándolas para tirar de él en distintas direcciones.
Se produjo así, una batalla por desgaste, hasta el punto en que Danin empezó a usar su habilidad para absorber la sangre a través de las zarzas, debilitando poco a poco, al cuerpo que habitaba Ceres/ C. Cross; por lo que Vacío se vio obligade a ceder, ya que ese cuerpo era su única vía de escape por el momento.
Ceres volvió a ser “ella” y, Danin adoptó su forma humana después de tantos años; con el pelo negro hasta los hombros con dos mechas blancas, los ojos amarillos de bestia y esos colmillos que sobresalían un tanto de la comisura de los labios.
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