Apsalar Inicio
Me desperté como casi todos los días con un sobresalto, había tenido alguna de mis pesadillas. Se puso la armadura y cogió su guadaña, que estaba al lado de la guitarra que le había regalado su padre hacía tanto tiempo. Acarició la funda y negó con la cabeza, no había tiempo para eso, tenía trabajo por hacer. Y se dirigió hacia la puerta, recordando cómo había llegado a ser una ayudante de la muerte.
Siempre había tenido demasiado contacto con la muerte, desde pequeña. Después que su madre y hermano tuvieron ese accidente de coche donde perdieron la vida estuvo un tiempo pensando que la mejor solución era acompañarlos. Un día, su padre llegó a su habitación con una guitarra y la apuntó a clases. De allí vino el desenfreno con los conciertos y demás fiestas. -- Demasiado descontrol - Pensó mientras recorría esos pasillos casi vacíos en búsqueda de su siguiente misión. Sonrió, pero esa sonrisa se volvió algo melancólica al volver a pensar en su padre.
Estaba en el primer mes de la carrera de medicina cuando enfermó y tuvo que volver a su casa para cuidarlo. Cerró los ojos y tuvo que parar al recordar ese dolor que le atenazaba la boca del estómago y parecía que no la dejase respirar, recordó las búsquedas hasta altas horas de la noche y las visitas a esas librerías polvorientas. Todo estos sacrificios le trajeron un poder más allá de todo entendimiento, era capaz de curarlo. Pero con ese poder vino el conocimiento, vio de alguna forma que su hilo del destino estaba llegando a su fin y dejó que partiese, sin saber dónde iría su alma. Contactaron con ella esa misma tarde y sin pensárselo dos veces aceptó. La habían destinado a conservar el equilibrio y a hacer cumplir el destino a los mortales.
Llegó a la sala y vio a su superior. Al entrar solo le dijo — Una Bestia de Sangre se ha fugado de su mundo, se prevén muchas muertes en poco tiempo.- Y con esto, empezó realmente su historia.
Alias: Parnecitha
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